lunes, 19 de mayo de 2008

Hoy fué mi último ultrasonido.



Hoy fué la última vez que me dan lata con un aparatito que registra todos los movimientos que hago en el vientre de mi mamá. Escuché que decían que ya peso 2 kilos 700 gramos, que estoy bien grandota pero que todavía faltan un par de semanitas para nacer.

Les cuento que como un regalito para mi mami dejé que me viera la carita un momentito, y ya luego luego, como es mi costumbre, me tape con las manos y hasta con mi pie para mantenerme incógnita.

Pues sí, ya pronto estaré entre todos ustedes pero mientras seguiré divirtiendome, haciéndole cosquillitas a mi mami en su panza y haciendo movimientos extraños para comunicarme con mi papi y con mi hermanita Libertad.

¡¡¡Nos vemos prontito!!!

viernes, 9 de mayo de 2008

Un escrito de mi papá


A continuación una carta que me escribió mi papá:


El otro día estabas incontrolable. Al principio tu mamá aguantaba estoica todos y cada uno de tus movimientos. Luego, una mueca me reveló tu movimiento, ella se tocaba la panza todo alrededor, cuan grande es tratando de apaciguarte, hasta que se sentó e intentando leer (tu madre lee mucho, lee todo el tiempo, lee, lee y lee y a veces para descansar, lee otras cosas o te lee a ti) me volteó a ver y dijo “Aau”. No fue un quejido, no fue un dolor, fue más bien una descripción supongo que ante mi atónita cara de azoro que ante la súbita inclusión en el cuadro maternal se transformó en inmediata y enorme sonrisa. “Mi nena” dije sin específicamente referirme a ninguna de las dos o incluyéndolas a las dos, aprovechando este corto momento en que puedo usar el singular para referirme al plural que implica el embarazo.

Arrimé la silla para acercarme y descubriendo el vientre hice contacto (de nuevo pluralmente) dando vuelta tras vuelta.


¡Por arriba! ¡Por abajo! ¡Por en medio! Una veces largas y ligeras otras cortas y bruscas, las señales de que te mueves dentro del vientre materno eran evidentes y estremecedoras, un cachondeo intrauterino directamente de la madre a la hija, una marea de placenta que no detenía su vaivén en los juegos acuáticos de la comodidad primera de la vida. Uno de esos pequeños contactos que me aseguran que no es mentira lo que dicen los ultrasonidos, que no es un invento de mi imaginación, que no es solo un anhelo desvariante el pensar que vienes en camino; sino uno de esos momentos objetivos y concretos que hacen evidente tu presencia. Que lo hacen evidente y que suben hasta mi hipotálamo para convertirse en esencia, esencia de la vida.


¿Yo?


Emocionado claro, respondí igual; claro. No paraba de darle la vuelta a la panza de mamá, habitáculo prenatal, subterfugio del amor irreverente y espontáneo que nos profesamos Paola y el que aporrea las teclas del ordenador en este momento. ¡Arriba! ¡Abajo! ¡Los lados! ¿¡Qué te crees cabrona, que eres la única que podrá hacer cachondeo uterino!? Y venga que te siento y sé que me sientes y en una de esas hasta me hizo recordar a mis años de preparatoria donde finteaba algún pase con el balón de basquetbol pero no lo soltaba y venga a darle vueltas entre las manos, solo que en vez de sentir la rugosa goma del balón siento la piel de mi amada y en vez de pibote siento el ombligo botado de la mujer que en este preciso instante eleva las comisuras de sus labios para ilustrarme lo que ya yo mismo estoy sintiendo y es que dejas de moverte… te tranquilizas.


Ha sido uno de esos momentos mágicos. Ante la embestida paterna detuviste tu vaivén. Miles de interpretaciones podría tener. Tal vez solo te cansaste de repetirlo por más tiempo, pero no se siente como tal. Se siente como una respuesta, como si hubieses querido saludar a papá, como si fuera la primera vez que jugamos a la pelota, como si me reconocieras, como si me hablaras, como si me vieras.


No sé.


No sé que fue.


Un instante mágico, eso fue.


Una razón más sobre lo incomprensible que resulta en el mundo mi bregar.


Una razón más para seguir andando… y no parar jamás.


Mayo de dosmilocho.



Papá.

VOY A SER PAPÁ¶


De un buen amigo de mis papás y de mi hermana:Rodrigo Solís


Un chorrito de pipí nos promete
a Bere y a mí que tendremos un hijo

Pero yo voy a ser papá.

O sea que en el transcurso de los meses
la Bere se pondrá redonda y risueña
señalará su vientre como credencial
y de volada todos sabrán: va a ser mamá

En cambio yo voy a ser papá
Nada en mi cuerpo se transforma.

Si volteo a mi alrededor
todo parece estar igual:
la casa, la cama,
el perro tirado como siempre
donde más estorba, las plantas.
Al otro lado la luz de las otras casas
donde también todo sigue igual:
la tele, las risas, la luna
atorada en el sauce, la ciudad
y sus ruidos de siempre
todo igual... tal vez...
pero tú vienes en camino
y entonces todo es diferente.

No sé explicarte.
Voy a ser tu papá.

Si fuera yo tu madre sería mucho más simple:
sales de entre mis piernas
y te nutres de mí y conmigo

Pero voy a ser tu papá.
Tú no sabes que estoy acá afuera,
que te busco en los ojos de la Bere
que te mando besos desde la entrada
de su vagina dulce.
Que me disfrazo el pito de pirata
parche en el ojo sombrero de papel
De minero, casco con linterna
buscándote en la mina.
De payaso, malabareando estrellas
en la noche tibia que te resguarda.

Tal vez te incomode mi presencia
Tal vez me sientas intruso, extraño.

Pero soy tu padre
y te aguantas
y me quieres
y te quiero
aunque no quieras.

Simplemente
voy a ser papá.



miércoles, 7 de mayo de 2008

Las niñas son rosas...



Las niñas llevan el estigma del color rosa, si es niña usa zapatitos rosa... bueno, este estigma puede ser el primero que como mujer afronte Tlalli, algunos otros son más relevantes y habrá que ir rompiendo esquemas y agrandando espacios. Veamos que dice Tlalli:

"Mis papás decían el otro día que a mi prima le regalaron puras cosas rosas, vestidos rosas, pantalones rosas, mamelucos rosas, chambritas rosas, cobijas rosas, blusas rosas, zapatitos rosas, chupones rosas… tooooooooodo rosa."

"Mis papás dicen que hay más colores."

"¡Claro! Soy niña (y al parecer sería muy raro que fallara el diagnóstico del ultrasonido) pero me parece que hay más colores con los cuales podrían vestirme mis papás. Oía a mi hermanita que decía a mis papás que quería pintar su cuarto de muchos colores y que mi papá le preguntaba que de cuales y ella le respondió: 'De azul, de morado, de rojo, de café, de verde, de lila, de blanco, de amarillos, de negro, de turquesa, de cielo, de mar, de tierra, de aire, de árboles, de rocas, de flores…' "

"Bueno, creo que eso último ya no son colores, pero espero conocer todo eso un día y que pueda yo pintarme de todos los colores que existen. Creo que me gustará el rosa, pero hay más colores… A final de cuentas uno de mis nombres es 'Arcoiris'."

"¿No lo creen?"